EN BUSCA DEL HUEMUL

No es que yo estuviera loca, medio bebida o – como me dijo mi hermana – con un poco de fiebre debido a la gripe. No. Nada de eso. Estoy segura que lo vi, que él quería decirme algo, lo supe de inmediato por la expresión angustiosa de sus enormes ojos oscuros. En seguida entendí el mensaje expresado con movimientos gráciles, temblorosos, casi húmedos de ese cuerpo breve y gracioso. Quería que lo buscara, aunque más bien que lo hallara antes que buscarlo. Pero, le dije en un susurro para no espantarlo, si no te busco no podré hallarte y si te encuentro por casualidad será como sacarme la lotería y como no me costará nada echaré tu belleza por doquier sin ocuparme de atesorarla. Eso es precisamente lo que hay que hacer con la belleza, me respondió también en un susurro. En seguida agachó la cabeza, coceó un par de veces y desapareció dejando la puerta abierta hacia el páramo infinito.