"Si hoy las guerras son por el petróleo, en el futuro serán por el agua" Manuel Baquedano

"La conferencia [sobre el Agua] a realizarse el 12 y 13 de febrero de 2009 en Bruselas es organizada por el Foro Político Mundial presidido por Mijail Gorbachov. Baquedano estará a cargo de uno de los paneles de la conferencia "Hacer la paz con el agua' El ambientalista, sociólogo, [dice]: Se han recogido todas las demandas en relación al agua emanadas de los foros mundiales y de la Asamblea Mundial del Agua... Eso se tradujo en un diagnóstico sobre la situación mundial del agua y en la necesidad de regular un bien escaso, que debería ser patrimonio común de la humanidad, pero que en algunos países como Chile, se ha privatizado. La humanidad puede vivir sin petróleo pero no sin agua. Todo el mundo habla de la crisis climática y de los problemas de energía. El segundo componente vital de esta trilogía va a ser el agua. Los temas más críticos del Protocolo serán declarar el agua como bien público universal. Segundo, crear una autoridad mundial que la regule y que los estados asuman el control del agua. Diario La Nación, Chile, Aldea Global, 26 de enero de 2009.

'La humanidad puede vivir sin petróleo pero no puede vivir sin agua' suena demasiado conocido, demasiado obvio, pero tal vez el sociólogo de la Universidad Católica de Lovaina piensa que hay que machacar y machacar para que entre en las cabezas duras de todos nosotros. Tal vez tenga razón. Porque yo veo el desperdicio del agua en todos los ambientes, en las casas ricas, en las casas pobres, en las oficinas, en los centros de salud, digamos que donde hay un humano hay desperdicio (y no sólo de agua). Observemos lo más común: las "nanas" regando los jardines exteriores, la vereda, la cuneta, y no sigue más lejos porque no le alcanza la manguera. Lo vemos también cuando al celoso dueño de un automóvil le da por lavarlo. ¡Y cómo lo lava, por Dios! Si pareciera que se va a ahogar o que va a coger una neumonía (no el dueño, sino el auto). Cuando se le cansa el brazo de sujetar la manguera sobre el objeto de su obsesión, la arroja al suelo y el agua corre, corre, corre.... litros y litros desperdiciados horrorosamente. Así es que siga diciéndolo nomás señor Baquedano, que de tanto repetirlo algo quedará.